Y un día, los
gobiernos decidieron considerar a las personas prioritarias. Y así decidieron
encaminar sus políticas globales a favorecer a los seres humanos
principalmente.
Tras largas
discusiones internacionales comenzaron por cambiar los planes de educación para
reorientarlos hacia el crecimiento personal de los alumnos, fomentando su
creatividad, sus preferencias y sus habilidades. Pensaron que así obtendrían
generaciones futuras mejor preparadas para afrontar los vaivenes de la vida.