Hoy es un
día de lluvia intensa y reparadora. Una lluvia que disuelve todo lo
malo y renueva el aire, dejando ese verde olor a hierba fresca y
limpia. Un día perfecto para quedarse en la casa, recostado en un
sillón cómodo a la vera del hogar, que arde por primera vez este
otoño recién estrenado. Veo el campo húmedo a través de la
ventana, mientras paso página tras página durante horas, con cierta
desidia. De vez en cuando cierro los ojos para disfrutar de la
magnífica combinación que forma el sonido de las gotas y el
crepitar de la chimenea, con ese olor ahumado de encina.