diumenge, 28 de setembre del 2014

Planeta lluvioso

Hoy es un día de lluvia intensa y reparadora. Una lluvia que disuelve todo lo malo y renueva el aire, dejando ese verde olor a hierba fresca y limpia. Un día perfecto para quedarse en la casa, recostado en un sillón cómodo a la vera del hogar, que arde por primera vez este otoño recién estrenado. Veo el campo húmedo a través de la ventana, mientras paso página tras página durante horas, con cierta desidia. De vez en cuando cierro los ojos para disfrutar de la magnífica combinación que forma el sonido de las gotas y el crepitar de la chimenea, con ese olor ahumado de encina.
Antes de comer tomaré una copa para rematar una mañana excelente. Daré un paseo por el jardín, o quizá subiré al regio balcón del último piso, desde dónde veré la campiña deslizarse bajo mis pies, elegantemente vestidos por zapatillas a cuadros. Si la niebla lo permite podré ver la ciudad ahí abajo, a lo lejos. Por mí, puede seguir lloviendo el resto del día, seré feliz contemplando este bello paisaje des de mi refugio.


Ella ha asomado medio cuerpo fuera para respirar un poco. Hoy es un día de lluvia intensa, una lluvia que empapa todo cuánto tienen y deja el aire contaminado de un olor húmedo que permanecerá hasta la primavera. El leve tejado improvisado con retales de uralita y plástico nunca es suficiente para mantener el cuarto seco. No hay cacharros para todas las goteras, caprichosas y cambiantes, a cada tormenta en un lugar distinto. La cama de sus tres niños mayores es lo primero y más importante, y un valioso plástico la cubre completamente. Pero si sigue lloviendo tendrá que moverla para proteger la gastada cuna del bebé, que ahora duerme tranquilo. Ella se afana en mantener un poco de orden en su caos cotidiano, pero la lluvia no ayuda. La falta de ventanas tampoco, pero cómo abrir ventanas sin cristales? Los niños interrumpen su breve descanso con gritos y jaleo. Se pelean para sentarse en el pequeño sillón raído que ocupó su padre. Ella les mira un momento, y pronto vuelve la vista hacia el horizonte, hacia lo alto de la colina, dónde una mansión de tejado negro y enormes ventanas le recuerda su miseria.

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