Silencio. Ausencia. Pena. Vacío. Muchas preguntas
sin respuesta en una habitación que fué y ya no es. Una ilusión colapsó el
mundo, creció con su cuna, sus zapatitos,
su nombre precioso y su cariño, siempre presente. Un futuro soñado, de noches mal dormidas y
dulces llantos arropados con nanas, aprendidas antaño, surgidas de las raíces de
la tierra. El anhelo de una vida bañada por la inocencia, mejor y mas justa.
Pero la luz se apagó repentinamente, arrasando el
futuro, derribando miedos e incertidumbres, mudando en piedra todo cuanto antes
rozó con su brillo. Y el alma quedó
sumida en la oscuridad más insalvable. Y
la culpa ocupó el espacio de su cariño, ya para siempre ausente. Una muerte
blanca encerrada en una cajita blanca. Silencio, ausencia y pena. Vacío.
...
El tiempo se deslizó como un bálsamo sobre la piel
herida y no borró las cicatrices, pero hizo la vida transitable almenos. Puso a
los justos y a los inocentes en su debido lugar, más allá de la duda y de la
culpa, y les hizo fuertes. El sol se abrió camino entre la penumbra y al fin,
entrando de puntillas por el resquicio de la ventana, encontró su lugar entre
las cuatro paredes que un día envolvieron su deseo.
Buscaron el calor urgando en el fondo del corazón,
siempre unidos, siempre juntos los tres.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada
Els comentaris en aquest blog estaran sotmesos a moderació.