dimecres, 1 de gener del 2014

Planeta fin de año

Ayer nos reunimos con los amigos de casi siempre para celebrar que dejamos atras un mal año para casi todos, y darle la bienvenida a un nuevo año que deseamos mejor para casi todos.
Nos juntamos 7 adultos con nuestras 6 niñas (ni un chavalín, solo princesas) en dos mesas convencionales de una cocina convencional en una casa convencional, repleta de comida convencional hecha con cariño por nosotros mismos, que no está el horno para bollos. Eso sí, quedó para unos cuantos tragos de buen gin tonic, un vicio colectivo muy nuestro. Lo normal, vaya.
O no...
Bien pensado, somos en un punto o dos excepcionales. Primero, todos tenemos trabajo! con remuneración desigual, eso sí (intuyo que algunos triplican el sueldo de otros) pero relativamente parecida a la de 2007 de acuerdo a un cálculo aproximado que voló en algún momento sobre la mesa recortada igual que los ingresos familiares, sin excepción. 
Segundo, también seguimos todos con la misma pareja con la que decidimos empezar a arreglar el mundo casi 20 años atras, algunos más tiempo incluso. La pareja de casi toda la vida, con alguna arruga de mas y algún cabello de menos.
 Mmmmmm... si,  ya sé que estais pensando que 7 es un número difícil de emparejar. Bueno, concededme esta licencia matemática, es que tenemos un soltero empedernido para no ser tan aburridamente convencionales. No! rectifico, solteros 5 en realidad, casados 2.  Hipotecados todos, eso sí, rebeldes pero con causa.
Bueno, pues así estábamos cuando llegó 2014 y la desigualdad asomó con  triste inocencia en los ojos de una princesa de aquellas 6 que tanto queremos. 
Ella es un poco diferente del resto, no es, en realidad, la hija de ninguno de nosotros. No nació en un pequeño pueblecito amable de la Cataluña interior en el seno de una família cuyos miembros tienen estudios que les protegen un poquito más. 
Ella nació en un barrio difícil, deprimido, lleno de gente que malvive de actividades económicas inexplicables, dónde los niños aprenden todo en la calle y las niñas no cuentan. Con su padre recién salido de la cárcel y enganchado a lo que sea... la princesa de otro cuento.
Y sus ojos decían qué suerte esta niña que tiene dos padres para ella sola, y le desean feliz año nuevo besándola cada uno en una mejilla. Y se acercó a su tío de acogida, que no cayó en la cuenta porque todos besamos a todos, en un besuqueo cariñoso y alegre, pequeños y mayores. También a la princesa desigual, aunque supongo que pensaría algo así como: - vale... pero no es lo mismo.
Y es que no es lo mismo tener oportunidades que no tenerlas. Admiro a mis amigos por su valentía de traer a una princesa de otro cuento a su mundo mágico -que no fácil- con la única intención de hacer de este mundo real un lugar mejor para todos.

Feliz 2014...

©Esther Julià Girona-2014


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